Con la llegada del invierno, la amenaza de mordeduras por arañas domésticas se vuelve más real en los hogares chalacos. Según especialistas del Instituto Nacional de Salud (INS), estas situaciones ocurren con mayor frecuencia en la noche y al amanecer, cuando los arácnidos buscan refugio en espacios cálidos y oscuros. Aunque muchos casos no son reportados, los hospitales registran de tres a cinco mordeduras mensuales. Estas suelen ocurrir de forma accidental, cuando las personas, sin saberlo, entran en contacto con una araña oculta en su ropa, frazadas o zapatos.
El INS alerta que la protagonista de estos incidentes es la Loxosceles laeta, o araña casera, fácilmente reconocible por su color marrón y una figura de violín en su dorso. La hembra, de mayor tamaño, produce más veneno que el macho y puede alcanzar entre 3 y 5 cm. Su picadura no debe subestimarse: puede causar desde una lesión leve en la piel hasta daños severos en órganos vitales. En caso de mordedura, es clave acudir a un centro de salud en las primeras seis horas, inmovilizar la zona afectada y evitar remedios caseros. Si es posible, se recomienda llevar la araña para facilitar el diagnóstico.
Para reducir riesgos, los expertos recomiendan una limpieza profunda en zonas oscuras y poco frecuentadas del hogar, como detrás de muebles, cuadros, cortinas o libreros. También se aconseja sacudir bien la ropa, zapatos y cobijas antes de usarlos, especialmente si han estado guardados. Otra medida útil es mantener los muebles ligeramente separados de las paredes, para eliminar posibles escondites.
Los especialistas recuerdan que el veneno de esta araña puede causar dos tipos de cuadros clínicos: el síndrome cutáneo, que afecta la piel, y el síndrome sistémico o viscero-hemolítico, mucho más grave y potencialmente mortal. Por eso, los chalacos deben estar atentos y tomar medidas de prevención. Ante cualquier sospecha de mordedura, la atención médica oportuna puede marcar la diferencia.