Como si fuera un sultán del crimen, Erick Luis Moreno Hernández, alias el ‘Monstruo’ o el ‘Chinito de Belaunde’, no solo amasó poder con secuestros y extorsiones, sino que también construyó un harén de lealtades femeninas. No eran esposas ni concubinas, sino operadoras claves de su organización: mujeres que movían dinero, ocultaban rastros y sostenían la fachada de un imperio criminal que parecía intocable.
Hoy, mientras se presume que el ‘Monstruo’ se esconde en Brasil, su mundo se derrumba. La caída comenzó con Carol López, ‘La China’, detenida tras el rescate de la empresaria Jackeline Salazar. En sus celulares se hallaron chips con llamadas extorsivas. Le siguió Claren Bado, ‘La Cajera’, especialista en transferencias bancarias disfrazadas entre cuentas extranjeras. Fue ella quien compró periódicos peruanos y hasta un afiche de pollería para grabar un video falso en Paraguay.
Liseth Cruz, ‘La Patrona’, tampoco escapó. Viajó con él, alquiló un departamento de lujo y hoy está detenida. Incluso su madre, Martina Hernández, ‘La Madre’, es investigada por recibir dinero de un secuestro. Y la última en escena es Daiana Martínez, la pareja paraguaya del ‘Monstruo’, quien lo ocultó en casa de sus padres y aún administra sus finanzas.
El Ministerio del Interior (MININTER) elevó la recompensa a un millón de soles. El sultán está solo. Su corte se desmorona. Y la justicia le pisa los talones.